Rocío Velázquez, el adiós deportivo de una saltadora todo corazón

Los que la conocen bien, saben que es una deportista todo corazón. Amiga de sus amigos y compañera de sus compañeros, lo más importante para ella ha sido tener un buen entorno para desarrollarse en el deporte que ama: los saltos. Hoy, 22 años después, nos hemos desayunado con la noticia que ella misma ofreció anoche en su Instagram: “Es el momento de anunciar una difícil despedida...”. Se va una gran competidora, se va una referente para las más jóvenes, se va Rocío Velázquez, se va ‘Ro’. Como en cada despedida, un hueco insustituible. Gracias por tanto y suerte en tu nueva etapa.

Rodrigo Gil-Sabio (Comiunicación RFEN Aquatics)

Madrileña de pro (13 de julio de 1995), Rocío Velázquez Roldán se retira a los 29 años de edad. Cerrado el ciclo olímpico de París 2024, entiende que su tiempo en la élite de los saltos ya ha pasado y va a dedicar sus esfuerzos a la Odontología, su campo de trabajo.

Sus comienzos fueron nadando -como tantos otros niños de inicios de siglo- en la escuela de niños de la Federación Madrileña y posteriormente en el Real Canoe NC. Sus inicios en los saltos (con solo 6 añitos) –“me enganchó este deporte desde el minuto 1 ante la monotonía de la natación”-se debieron al actual presidente del club, Ricardo Camacho, que se lo comentó al padre de Rocío porque además eran vecinos.

A partir de aquello comenzó una carrera deportiva con muchas medallas de categorías y más de treinta en categoría absoluta, que guarda como oro en paño. Se inició en trampolín y plataforma en sus primeros años donde la edad y la adrenalina crean mágicos automatismos, pero desarrolló su carrera principalmente en trampolín de 3 metros (altura olímpica) y 1 metro.

A nivel internacional, tuvo un ‘accidentado’ debut absoluto. Con edad júnior y solo 17 años, se enfrentó nada menos que a la lesión de su compañera Leyre Eizaguirre para enfrentarse sola al 3 metros individual de Montjuïc con su serie por ajustar, en pleno Mundial de Barcelona 2013 y con las gradas repletas de aficionados, familiares y amigos. “Fue una locura para mí, pero me encanta que me animen desde la grada”.

Tuvo dos opciones muy reales de poder representar a España en unos Juegos Olímpicos, su pequeña espinita: Río 2016 y los recientes JJOO de París 2024. “De Río tengo un buen recuerdo, no solo por el Preolímpico, también porque fue increíble ese viaje y me encanta Lationamérica”. Y, de París, porque estuvo compitiendo este año por una plaza hasta el final en los trials de la Copa de España en Madrid.

LA HISTÓRICA MEDALLA EUROPEA EN 2023

Aunque el evento que más ilusión le hizo fueron los Juegos Europeos de Cracovia 2023. En la impronunciable ciudad polaca de Rzeszów, Rocío Velázquez hacía historia al colgarse la medalla de bronce en el Team Event junto a sus compañeros Alberto Arévalo, Carlos Camacho y Valeria Antolino, un equipazo. También guarda un gran recuerdo del sincro con Max Liñán en los Europeos de Roma 2022.

Maniática lo justo -bañadores negros en competiciones nacionales y mojarse para volver a secarse en cada ronda de sus series de competición- sus grandes referentes nacionales han sido con los que más ha convivido en su primera gran etapa: Leyre Eizaguirre, Jennifer Benítez y Javier Illana, sin olvidar a Alberto Arévalo, “un apoyo fundamental que me ha impulsado en los momentos más duros”. Y, de fuera, la canadiense Jennifer Abel (“mi referente por cómo ejecutaba”) y la italiana Tania Cagnoto (“por su elegancia”).  En su final, también ha querido “dar las gracias a todos los entrenadores que han pasado por mi vida y especialmente a Ramón Fumadó, que me insistió en que no dejase los saltos y que confió mucho en mí”.

Pero, como la vida, el camino no ha sido nada fácil, ni mucho menos. Tras el Preo de Río, en 2016 -donde no clasificó para Juegos- Rocío entró en bucle y estuvo prácticamente dos temporadas completas totalmente alejada de los saltos, su universo cotidiano. A falta de respuestas a sus preguntas, encontró el camino de salida del ‘laberinto’ dos años antes de Tokyo, cuando se preguntó a sí misma: “¿Qué es lo que quieres, Rocío?” Y volvió, sí, volvió con nuevos bríos.

Hasta hoy, cuando ha vuelto a preguntarse si era el momento de seguir o no. La respuesta ya la sabemos: “Tras 22 años de pasión he decidido colgar los bañadores…” Fin a una etapa. Perdemos a una gran deportista y ganamos a una profesional de la Odontología. Todo un salto en sus rutinas diarias. Hace poco le preguntamos si, por ejemplo, le gustaría que una sobrina quisiese ser saltadora, y nos reconoció que “no me gustaría que hiciese saltos, pero si se empeñase la llevaría y sí, me haría ilusión”.

Fotos: Rocío Velázquez-ESP / Portada y fotos 1 y 2: (c) Nacho Casares (Comité Olímpico Español). Fotos 3 y 4 / (c) Deepbluemedia