HISTORIAS DE BUDA Y PEST / Day8: Cuando el deporte se vive desde la emoción, se ven más cosas
Hay cosas que me emocionan mucho en los grandes eventos. Al menos ahora que la vida nos pone a prueba, soy muy consciente de ellas, aunque quizás siempre hayan estado ahí sin aflorar. Lejos de las marcas, los récords, los puntos o las medallas, veo a personas echándole un pulso diario a la vida, con sus mochilas, sus desvelos, sus sueños, su propia individualidad. No porque estemos en pandemia (que también), es que estamos más solos que nunca y un abrazo hoy valdría por todo el oro de la FINA, LEN y COI juntos.
En este Campeonato de Europa de Budapest, en concreto, estoy viviendo el evento más emocional de todos. Con la familia lejos, y en pandemia, todo pesa mucho más. Me ha emocionado, por ejemplo, el primer día del abrazo del "por fin" en el aeropuerto de Francfort con Rocío, Vale, Nico y Alberto escalando exitosos desde Tokyo; me ha emocionado ver a nuestra Paula Ruiz echándole 10 kilómetros de pulsos al invencible ‘monstruo del lago Ness’ llamado Sharon donde casi se me sale el corazón, y hay testigos; me ha emocionado ver saltar a Rocío Velázquez con la música previa del ‘Jump’ de Van Halen de fondo (es brutal esa mezcla, la verdad, pero no lo voy a intentar que no quiero colapsar la sanidad húngara...)
¿Qué más cosas me han emocionado? Ah!, sí, ver salir a escena en el Duna Arèna a una madre como Ona compitiendo como una leona junto a sus compañeras cuando ya lo tiene todo hecho; me ha emocionado comprobar como nuestras ‘veteranas’ de sincro cuidan a las más peques como hermanas dentro de un grupo humanamente indestructible; Me ha emocionado ver a Pau y Emma compartir su medalla en el cuello de una deslumbrada pareja eslovaca; me ha emocionado encontrarme a un grupo de entrenadores y nadadores que están picando piedra en un deporte despiadado; me ha emocionado hablar un rato con Fred no precisamente de natación, sino de la vida; me ha emocionado el cariño que desprenden Jess, Afri, Joanllu, César, todos, jóvenes maravillosos y únicos...; me ha emocionado (y entristecido) ver hoy a Alba compungida tras una carrera en la que no se ha encontrado -pero volverá-; me han emocionado los mensajes de ánimo de otros grandes deportistas desde España, como Ona, Anni, Pau o Celia.
Me ha emocionado compartir hoy tres flashes del día con la Corró. Me emociona de ella, sobre todo, su apabullante sencillez. Cata es todo verdad. Llevo más de treinta años en mi oficio y hoy me temblaba hasta la mano con el móvil cuando le he pedido un audio en la zona mixta para la prensa. No pudimos aguantar la mirada. Su voz quebrada se encargó de recordarme que todo es efímero y que cada día hay que vivirlo como si fuera el último. Y me ha emocionado recordar que mi padre me avanzó este impagable legado.
Hasta mañana, querido lector. Gracias por estar ahí, esta noche te siento muy cerquita.
Rodrigo Gil-Sabio, a orillas del Danubio
