HISTORIAS DE BUDA Y PEST / Day7: ¿Qué alimentos toman en Hungría los deportistas acuáticos?
El control de los aspectos que no son propiamente deportivos se ha convertido en una prioridad para deportistas y staffs técnicos del s.XXI. Estamos hablando de la recuperación física, la mente, la preparación táctica, las pequeñas desconexiones, la burbuja sanitaria ahora también, el descanso, el sueño...y la nutrición ¿De qué se alimentan nuestros deportistas en Budapest?
No todos los días se desayuna/come/cena a orillas del Danubio con los Paltrinieri, Milak, Detti, Kromowidjojo, Pellegrini, Quadarella, nuestros Jessica, Pons...y ellos tienen la misma capacidad de elección en el comedor que yo, ni más ni menos. Incluso diría que algún alimento o mezcla es más peligroso para mí -porque el sobrepeso está ahí golpeando mis objetivos- que para deportistas de elite fibrosos con 20-25 años menos absolutamente controlados y que saben bien cómo comer, cómo mezclar y cuándo en función de su calendario de competición.
En los desayunos triunfa el revuelto de huevos, aunque claro si le acompañas con chistorritas, bacon frito o judías pintas puede ser una bomba (doy fe, solo una vez). Yogures, quesos, embutidos -aquí lo del jamón serrano con sabor ahumado es una broma pesada-, ensaladas, distintas leches, máquinas de cafés y de zumos (umm! Error, donde esté una naranja sin procesar, ¡vamos!). Frutas, panes, cereales y bollitos completan lo que sería el desayuno (algunos lo hacen a las 6 de la mañana y otros más cerca de las 9, ojo en función de planes de preparación, que los nadadores suelen estar todos arriba antes de amanecer).
El almuerzo y la cena son similares en cuanto al buffet, aunque obviamente se introducen dos clases diarias de pastas con la posibilidad de ligar con carbonaras, champis o salsa de queso, mucho pollo en variantes, carnes muy secas o con mucha salsa -he probado ambas- y lo del pescado me he perdido, debe ser que hay poco amarre por aquí por el Danubio. Ensaladas aliñadas por el ‘enemigo de la calle 5’, bananas que hacen que sueñes diariamente con los maravillosos plátanos canarios de la tierra de Nico Gª Boissier, manzanas que no atravesaría la flecha de Guillermo Tell, uvas negras ricas y mandarinas de aspecto muy tosco pero de sabor jugosísimo, como coincidía ayer con Íñigo, una enciclopedia si de alto rendimiento deportivo hablamos.
Y queda el ‘córner prohibido’, con un cartel imaginario que dice: “Ciudado, no te pongas ciego con esto o lo pagarás”: Pastelitos con sabor a café y forma de hamburguesita, tartas densas de frutos del bosque, strudels, tartaletas varias. Aquí, para los que no somos deportistas de alto nivel (se nos nota a leguas) es necesario “no responder a todos los ataques de Sharon”, que la carrera es larga y son muchos días, 17 en mi caso. Un ‘dulcecito’ cada dos/tres días si es el cumple de una tía de Ávila, o por San Isidro, o si tenemos alguna mini celebración aquí o una medalla, pero vamos, todo en su mínima expresión. Y cuando hay hambre en momentos del día fuera de hotel, agua, agua y más agua, que para eso somos la RFEN. Voy a ver qué tomo hoy...
Rodrigo Gil-Sabio, a orillas del Danubio
