Real Federación Española de Natación
12/08/2010 às 00:00
Gandarias nos analiza el bronce de Javi Illana
Manolo Gandarias, técnico RFEN y de Javier Illana, flamante medallista de bronce en 1 metro este miércoles en Budapest 2010, analiza para nuestra Web la serie final que le dio a su pupilo la primera medalla europea absoluta en los últimos seis años. Anoche hemos podido ´desmenuzar´ con él los seis saltos y las sensaciones que ambos fueron teniendo hasta aterrizar directamente en el podio, algo que nos volvió ´locos de alegría´ a la delegación en los primeros minutos de euforia.
REPORTAJE - Pasadas unas horas de la medalla, Manolo va rememorando la hoja de ruta de la medalla. “Nuestro objetivo era ir al 100% en 1 metro, que en realidad es una buena herramienta para preparar los 3 metros. Javi tuvo un exceso de responsabilidad por la mañana que casi paga, porque se metió undécimo en la final. Pensaba más en la medalla que en lo que tenía que hacer. Le dije: “Quieres ganar la medalla sin saltar”, y la verdad es que saliendo el primero y sólo con dos saltos medio buenos (los dos últimos) estaba dentro”.
Illana había pasado el corte con un sufrimiento, quizás, innecesario. Pero llegaba la hora de la verdad, la que a Javi realmente le motiva. “La final –nos relata Gandarias- no estaba en el plano técnico, era una cuestión mental. Había cierta inseguridad por lo ocurrido en la mañana y buscábamos una inercia positiva desde el primer salto”.
Y allí estaba Javi, muy concentrado, para ‘tirar’ el primer salto de la final. “En el primero, Javi estuvo muy seguro. El segundo y tercer salto –doble y medio adentro y triple y medio adentro- los ejecutó bien. Digamos que íbamos encaminados”. Después, la cuarta ronda, “sí, un salto de máxima dificultad y lo hizo correcto. Era, en mi opinión, de 8,5 y le puntuaron 7,5. El quinto fue un buen salto, aunque penalizado más de la cuenta. Pero era el Javi de siempre”, el de las grandes tardes.
A JUGARSE LA MEDALLA
Llegamos al sexto y último, donde uno va directo al podio o cae en el intento. Era un 3.2 de dificultad (5552B). “Sí, éramos conscientes de que nos jugábamos la medalla y además era la primera vez que hacía este salto en último lugar”. El 7,5 certificaba el cuarto puesto de Illana, pero faltaban por tirar los tres primeros.
El joven ruso Evgeny Kuznetsov tenía 5 puntos de ventaja y el bronce en una mano -"el cuarto puesto nos esperaba"- pero, nos dice Gandarias, “cuando empezó a realizar la carrera en el trampolín de un salto con menor dificultad (2.9) que el nuestro pensé: ‘va a ser que sí’. Y sí, había cogido poca velocidad y se había quedado corto. ¡Teníamos medalla! En realidad nunca pienso en el fallo del contrario sino en nuestros aciertos. El resto ya es conocido. El oro fue para Illya (Kvasha) y la plata para Patrick (Hausding) porque en 1 metro son dos saltadores muy regulares”.
Cuando Javier subió al podio a recoger su bronce, Manolo tenía el semblante cambiado y los ojos casi llorosos. Illana sonreía a unos metros, con la medalla colgada, un ramo de flores y un perro indefinible que dicen por aquí que es la mascota de Budapest 2010, pero bueno. Después del protocolo de abrazos varios, Javi y Manolo se fundieron en uno muy emocionante y el deportista le colocó la medalla al entrenador en señal de agradecimiento. Y se fueron tan tranquilos a la cama con el deber más que cumplido…
Rodrigo Gil-Sabio / RFEN – Budapest 2010
REPORTAJE - Pasadas unas horas de la medalla, Manolo va rememorando la hoja de ruta de la medalla. “Nuestro objetivo era ir al 100% en 1 metro, que en realidad es una buena herramienta para preparar los 3 metros. Javi tuvo un exceso de responsabilidad por la mañana que casi paga, porque se metió undécimo en la final. Pensaba más en la medalla que en lo que tenía que hacer. Le dije: “Quieres ganar la medalla sin saltar”, y la verdad es que saliendo el primero y sólo con dos saltos medio buenos (los dos últimos) estaba dentro”.
Illana había pasado el corte con un sufrimiento, quizás, innecesario. Pero llegaba la hora de la verdad, la que a Javi realmente le motiva. “La final –nos relata Gandarias- no estaba en el plano técnico, era una cuestión mental. Había cierta inseguridad por lo ocurrido en la mañana y buscábamos una inercia positiva desde el primer salto”.
Y allí estaba Javi, muy concentrado, para ‘tirar’ el primer salto de la final. “En el primero, Javi estuvo muy seguro. El segundo y tercer salto –doble y medio adentro y triple y medio adentro- los ejecutó bien. Digamos que íbamos encaminados”. Después, la cuarta ronda, “sí, un salto de máxima dificultad y lo hizo correcto. Era, en mi opinión, de 8,5 y le puntuaron 7,5. El quinto fue un buen salto, aunque penalizado más de la cuenta. Pero era el Javi de siempre”, el de las grandes tardes.
A JUGARSE LA MEDALLA
Llegamos al sexto y último, donde uno va directo al podio o cae en el intento. Era un 3.2 de dificultad (5552B). “Sí, éramos conscientes de que nos jugábamos la medalla y además era la primera vez que hacía este salto en último lugar”. El 7,5 certificaba el cuarto puesto de Illana, pero faltaban por tirar los tres primeros.
El joven ruso Evgeny Kuznetsov tenía 5 puntos de ventaja y el bronce en una mano -"el cuarto puesto nos esperaba"- pero, nos dice Gandarias, “cuando empezó a realizar la carrera en el trampolín de un salto con menor dificultad (2.9) que el nuestro pensé: ‘va a ser que sí’. Y sí, había cogido poca velocidad y se había quedado corto. ¡Teníamos medalla! En realidad nunca pienso en el fallo del contrario sino en nuestros aciertos. El resto ya es conocido. El oro fue para Illya (Kvasha) y la plata para Patrick (Hausding) porque en 1 metro son dos saltadores muy regulares”.
Cuando Javier subió al podio a recoger su bronce, Manolo tenía el semblante cambiado y los ojos casi llorosos. Illana sonreía a unos metros, con la medalla colgada, un ramo de flores y un perro indefinible que dicen por aquí que es la mascota de Budapest 2010, pero bueno. Después del protocolo de abrazos varios, Javi y Manolo se fundieron en uno muy emocionante y el deportista le colocó la medalla al entrenador en señal de agradecimiento. Y se fueron tan tranquilos a la cama con el deber más que cumplido…
Rodrigo Gil-Sabio / RFEN – Budapest 2010
