Real Federación Española de Natación
02/08/2017 às 00:00
Vives: “Este equipo tiene un don para competir"
Con los ecos del Mundial FINA de Budapest 2017 resonando en nuestras cabezas, hablamos con Anna Vives, entrenadora RFEN responsable del Equipo y el Combo en tierras magiares. Más allá de los resultados –Quinto en Libre Combinada y dos sextos en Equipo Técnico y Libre- Anna nos cuenta para RFEN.es la vivencia de un grupo deportivo y humano que desconocía si estaba preparado para tamaño reto. La sincro española, tras Budapest, ya piensa en un futuro (cuanto menos) ilusionante…
Rodrigo Gil-Sabio (Comunicación RFEN)
“¡Un, dos, tres, arriba, mantenemos, fuertes ahí, más juntas, apnea, parte final, más dura, va, aguantamos, sonrisa a los jueces, cerramos… vale!” Hasta el último detalle repasa Anna Vives con las deportistas españolas no solo dentro del agua sino fuera a poco más de 10-15 minutos de salir en la tele, ante más de 7.000 personas, a jugarse el trabajo de todo un año. Son las bambalinas de la competición, donde equipos como España repasan en el suelo, en círculo, los movimientos con manos y brazos simulando la coreo que unos minutos después van a realizar.
El trabajo previo en sincronizada roza lo espartano. Ocho (Equipo) o diez (Combo) deportistas forman un cuerpo de baile que tiene que ser milimétrico a ojos de los jueces. Para alcanzar este inusual grado de complicidad, las rutinas se construyen meses antes –incluso se repiten algunos años- en función de la competición. Anna Vives nos confirma que este grupo del Mundial “se ha creado y ha crecido en solo 7 meses. El grupo empezó en un nivel bajo y ajustado para el nivel absoluto. No estaban acostumbradas a trabajar las rutinas técnicas. Sabíamos que tenían nivel junior, que no tenían esa madurez para competir con las mejores del mundo. No se puede acelerar el proceso”.
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¿Entonces? “Ellas tenían una técnica individual consolidada y si creábamos un suelo alto de trabajo en equipo, el techo sería alto también. La imagen que han dado en Budapest ha sido fantástica, con una capacidad de lucha espectacular, afrontando un gran desafío. Sin duda, este equipo tiene un don para competir”.
Anna Vives nos confirma algo que parecía obvio, pero no tanto: “Hemos trabajado muy a fondo el tema emocional desde el trabajo en equipo y han sabido aislarse de la presión. Es verdad que empezamos la competición a un ritmo algo lento, pero hemos acelerado al final. Las deportistas lo han vivido –sabiendo que es un Mundiual absoluto- como un reto más de la temporada. Nos se imaginaban competir frente a las grandes potencias mundiales, pero lo han hecho, superando incluso las expectativas”.
EL APOYO DE UN MENTAL COACH
Y es que para ello han contado con el aval y el trabajo esta temporada -y durante el propio Mundial- de Jordi Balaguer García, un mental coach que ha ayudado sobremanera a las deportistas (sobre todo a las más jóvenes, que están en poceso de madurez personal y deportiva) a contextualizar el escenario y a canalizar las emociones y sensibilidades de la forma más adecuada. Sin duda, los éxitos están en la preparación, la táctica, la técnica, el tono físico, la estrategia, sí… pero si la cabeza no funciona, el deportista no funciona.
No es fácil para nadadoras como Berta Ferreras o Paula Ramírez lanzarse 8-10 veces al agua en una semana con la máxima presión de tener que rendir. ¿Cómo lo han hecho? En opinión de Anna, “estudiando muy bien los descansos –algo en lo que Mireia y Fred son auténticos maestros-. Berta ha tirado mucho de cabeza. Pero todo se ha planificado. Países que se jugaban medallas como Japón o Ucrania han echado muchas horas en el agua de entreno en plena competición. Nosotras no. Hay profesionales que piensan que primero es el físico y luego la base emocional. Yo creo que es al contrario”.
Equipo joven, equipo de futuro… Anna está totalmente convencida de ello: “Este grupo tiene un enorme potencial, es un equipo que promete. Con el tiempo habrá resultados. El potencial es enorme porque compiten con mucha seguridad. En Budapest parecían más maduras que la edad que realmente tienen. No podíamos conseguir más. Los países grandes nos dicen: Alerta con España”.
Para Anna Vives, la experiencia de Budapest 2017 ha sido, “a nivel profesional, el punto más alto de mi carrera. He tenido una responsabilidad máxima, pero también ha sido un placer. Agradezco mil a la Federación Española por la confianza demostrada. He sido feliz en Budapest a nivel personal, en la convivencia con el grupo. Un grupo que me ha aportado la auténtica razón para seguir dedicándome a este deporte”.
Fotos: Nacho Escobar (Especial para RFEN)
Rodrigo Gil-Sabio (Comunicación RFEN)
“¡Un, dos, tres, arriba, mantenemos, fuertes ahí, más juntas, apnea, parte final, más dura, va, aguantamos, sonrisa a los jueces, cerramos… vale!” Hasta el último detalle repasa Anna Vives con las deportistas españolas no solo dentro del agua sino fuera a poco más de 10-15 minutos de salir en la tele, ante más de 7.000 personas, a jugarse el trabajo de todo un año. Son las bambalinas de la competición, donde equipos como España repasan en el suelo, en círculo, los movimientos con manos y brazos simulando la coreo que unos minutos después van a realizar.
El trabajo previo en sincronizada roza lo espartano. Ocho (Equipo) o diez (Combo) deportistas forman un cuerpo de baile que tiene que ser milimétrico a ojos de los jueces. Para alcanzar este inusual grado de complicidad, las rutinas se construyen meses antes –incluso se repiten algunos años- en función de la competición. Anna Vives nos confirma que este grupo del Mundial “se ha creado y ha crecido en solo 7 meses. El grupo empezó en un nivel bajo y ajustado para el nivel absoluto. No estaban acostumbradas a trabajar las rutinas técnicas. Sabíamos que tenían nivel junior, que no tenían esa madurez para competir con las mejores del mundo. No se puede acelerar el proceso”.
¿Entonces? “Ellas tenían una técnica individual consolidada y si creábamos un suelo alto de trabajo en equipo, el techo sería alto también. La imagen que han dado en Budapest ha sido fantástica, con una capacidad de lucha espectacular, afrontando un gran desafío. Sin duda, este equipo tiene un don para competir”.
Anna Vives nos confirma algo que parecía obvio, pero no tanto: “Hemos trabajado muy a fondo el tema emocional desde el trabajo en equipo y han sabido aislarse de la presión. Es verdad que empezamos la competición a un ritmo algo lento, pero hemos acelerado al final. Las deportistas lo han vivido –sabiendo que es un Mundiual absoluto- como un reto más de la temporada. Nos se imaginaban competir frente a las grandes potencias mundiales, pero lo han hecho, superando incluso las expectativas”.
EL APOYO DE UN MENTAL COACH
Y es que para ello han contado con el aval y el trabajo esta temporada -y durante el propio Mundial- de Jordi Balaguer García, un mental coach que ha ayudado sobremanera a las deportistas (sobre todo a las más jóvenes, que están en poceso de madurez personal y deportiva) a contextualizar el escenario y a canalizar las emociones y sensibilidades de la forma más adecuada. Sin duda, los éxitos están en la preparación, la táctica, la técnica, el tono físico, la estrategia, sí… pero si la cabeza no funciona, el deportista no funciona.
No es fácil para nadadoras como Berta Ferreras o Paula Ramírez lanzarse 8-10 veces al agua en una semana con la máxima presión de tener que rendir. ¿Cómo lo han hecho? En opinión de Anna, “estudiando muy bien los descansos –algo en lo que Mireia y Fred son auténticos maestros-. Berta ha tirado mucho de cabeza. Pero todo se ha planificado. Países que se jugaban medallas como Japón o Ucrania han echado muchas horas en el agua de entreno en plena competición. Nosotras no. Hay profesionales que piensan que primero es el físico y luego la base emocional. Yo creo que es al contrario”.
Equipo joven, equipo de futuro… Anna está totalmente convencida de ello: “Este grupo tiene un enorme potencial, es un equipo que promete. Con el tiempo habrá resultados. El potencial es enorme porque compiten con mucha seguridad. En Budapest parecían más maduras que la edad que realmente tienen. No podíamos conseguir más. Los países grandes nos dicen: Alerta con España”.
Para Anna Vives, la experiencia de Budapest 2017 ha sido, “a nivel profesional, el punto más alto de mi carrera. He tenido una responsabilidad máxima, pero también ha sido un placer. Agradezco mil a la Federación Española por la confianza demostrada. He sido feliz en Budapest a nivel personal, en la convivencia con el grupo. Un grupo que me ha aportado la auténtica razón para seguir dedicándome a este deporte”.
Fotos: Nacho Escobar (Especial para RFEN)
