La mochila extraviada, el éxtasis, la 'call' del Rey, las portadas, el Chiringuito...un día de ORO
Pasó de todo. El waterpolo español recordará la fecha del 16 de enero de 2024 como un día para la historia donde España conseguía su primer oro en un Campeonato de Europa. Ni siquiera el 'Dream Team' de los 90 había logrado una hazaña tal en un torneo endiablado que te arrolla desde el primer minuto del primer partido. Esta es la intrahistoria de un día para la historia...
Rodrigo Gil-Sabio (Comunicación RFEN Aquatics)
En realidad, en las 18 primeras horas del día de la final no pasó nada de nada porque estaba todo más que pautado (desayuno, entrenamiento, vídeo, comida, descanso). Todo pautado hasta minutos antes de las 18,15 claro, hora de la partida hacia la instalación acuática de la final después de la sesión de vídeo. Entonces, un jugador español me dice: "No habrás visto mi mochila"... en ese momento sentí la presión de todo un país por encontrar el bulto -con su equipación técnica completa- de ese waterpolista español y presentarnos lo antes posible a esa final. Pasaron los minutos y algunos del staff, con disimulo, hicimos la típica broma visual del "calienta, que sales".
La agonía acabó con un lejano "ya la han encontrado. Rápido, que nos vamos". Bajó el susodicho y solo acertó a decir ante la mirada atónita de algunos: "Cuando peor ahora, mejor luego". Un auténtico crack el tío. El conductor croata sabía que nos tenía que llevar en tiempo y forma. También, vaya papelón. Y nos fuimos con la música a otra parte al Mladost Zagreb en busca de un oro imposible...
Nos esperaban casi 3.000 almas con gorros croatas y bufandas en busca de darse un festín a nuestra cosa. No empezó mal la final para ellos (5-3), que habían anulado el 'efecto Unai' (ante Italia fue una muralla) en los 8 primeros minutos. Luego les paró mucho el portero español. Tras ir a remolque, el partido estaba prácticamente perdido a 4 minutos del final (10-8).
Pero creimos, creimos tanto que Bernat Sanahuja nos puso a un gol y Granados, en superioridad, empataba el partido. Entonces, a 48 segundos parta el final, la caldera croata se congeló. Granados, casi hundido, emergió de las profundidades y con un revés estratosférico, introducía en balón en el palo largo. Apoteósico. Defendimos durante 48 eternos segundos más intensos que el ejército de Théoden ante los orcos en el abismo de Helm. Baños de oro, éxtasis y, como en una película de suspense, días después nos enteramos de un robo en la premiación de una de las veinte medallas de cada equipo.
Más tarde, tras el chapuzón, David Martín era urgentemente requerido por el responsable de Comunicación para atender una llamada urgente de Casa Real. El mismísimo Rey de España, Felipe VI, felicitaba personalmente a nuestro seleccionador en una conversación que no bajó de 4-5 minutos. Toda una rúbrica a la victoria de un entrenador que fue 'cocinero (en Roma) antes que fraile' y que estaba empeñado en llevar al waterpolo masculino español a una cumbre jamás conquistada. Quizás impulsado por el fallecimiento de su madre tres días antes del Europeo. Tremendo todo.
Después, la fiesta con las familias desplazadas en un restaurante que nos puso de menú televisivo el Croacia-España ¡repetido! Entre gol y gol y un poco de comida para el cuerpo de los guerreros del agua, nos llamaron hasta del Chiringuito de Jugones en busca de un mensaje del equipo campeón: "Edu, Barroso, echadme un cable y coged la Copa, voy avisando al capi". Y ahí se gestó el vídeo de "¡Chi-rin-guito, Chi-rin-guito!" de RRSS coreado por los campeones de Europa. Un dìa más tarde, el infranbqueable Edu Lorrio se acercaba al estudio en Madrid para recibir el merecido homenaje televisivo a este EQUIPO de parte de Josep Pedrerol y sus jugones. Una familia, como nos gusta llamarmos. Y seguían llamando radios y nos seguían llegando al móvil las portadas del waterpolo en los deportivos nacionales AS y Marca, a la altura de un gran éxito.
Entonces salió en la tele el último gol de revés y de nuevo nos volvimos 'locos' de alegría, aunque fuese de replay. El mismo goleador español al que estuvimos persiguiendo toda la noche ante la insistencia de las radios de hablar con el héroe del partido -todos lo fueron, solo que a este le tocó definir con su varita mágica-, y que les narraba a los jóvenes aficionados españoles cómo había sido el gol. El mismo que nos dijo que no lo había pensado, que lo hizo y salió bien, como si tal cosa. El mismo que nos puso el corazón en un puño horas antes después de extraviarrrrr... su mochila sí, con el gorro número 3 de España. El mismo al que damos las GRACIAS infinitas por rubricar al acceso a las hemerotecas: Álvaro Granados Ortega...
Foto: Bernat Sanahuja y Álvaro Granados, autores materiales del 0-3 que nos dio el primer título continental de nuestra historia / (c) Deepbluemedia (Especial RFEN)
