Real Federación Española de Natación
24/07/2017 a las 00:00
JESSICA VALL, A LA FINALISIMA DE LOS 100 BRAZA
Recién terminada la primera semifinal, la suya, Jessica Vall llegaba con una sonrisa de oreja o oreja (1.06.62) a solo 18 centésimas del récord de España. "Creía que había ido más lenta", dijo. Pero no, le dio para firmar la sexta mejor marca y meterse en la finalísima de los 100 braza, cuando casi todo el mundo la espera en el 200. Pero es que Jessica llega muy bien para pelear la final a las grandes, y entre ellas a una superlativa Yulia Efimova, que obviamente apunta a oro y a WR.
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Rodrigo Gil-Sabio (Comunicación RFEN Aquatics)
Env. Especial al Mundial FINA Budapest 2017
Jessica Vall es una jabata. Si hay que ir a la "guerra" se va, como el chiste. Y ella vive cada gran momento de natación como si fuera el último. Esa es quizás la clave de su éxito, que las rivales no la esperan, como en Kazan, pero siempre aparece, sobre todo en ese último 50 donde saca fuerzas de las entrañas. Y eso que era un 100. Tras la primera piscina parecía muy difícil la gesta pero cumplió con creces y esperó junto a nosotros, los periodistas, la segunda semifinal. Se la pasó entera con los dedos cruzados viendo el monitor a nuestro lado y jurando en arameo para que no corriesen las de la segunda semifinal (algunas le hicieron caso).
Le dábamos ánimos. Allí abajo, en aquel lugar lleno de periodistas y nadadores pero escondido de millones de miradas, compartimos un minuto largo con el corazón encogido y celebramos con ella su nuevo éxito. Es verdad, como dice su entrenador Jordi Jou, que pasito a pasito, pero es que hoy ha dado dos saltos de gigante para meterse en su segunda final de un Mundial, la primera en los 100 braza.
A Jessica le funciona la cabeza, le van las piernas, tiene experiencia y contagia su alegría. Lo tiene todo para triunfar ¿Difícil? Tremendamente. Pero lo va a dar todo en el agua, como hace siempre. Nada se le pone por delante porque es pura pasión. Mañana, pase lo que pase, vamos a vivir un minuto cinco de taquicardia. No somos capaces de pronosticarlo. Hay que respetar a 8 heroínas. Pero permítannos soñar durante unas horas...
Fotos: Jessica Vall, tras su semifinal de esta tarde, tira la puerta abajo en los 100 metros braza / Nacho Escobar (Especial para RFEN)
Rodrigo Gil-Sabio (Comunicación RFEN Aquatics)Env. Especial al Mundial FINA Budapest 2017
Jessica Vall es una jabata. Si hay que ir a la "guerra" se va, como el chiste. Y ella vive cada gran momento de natación como si fuera el último. Esa es quizás la clave de su éxito, que las rivales no la esperan, como en Kazan, pero siempre aparece, sobre todo en ese último 50 donde saca fuerzas de las entrañas. Y eso que era un 100. Tras la primera piscina parecía muy difícil la gesta pero cumplió con creces y esperó junto a nosotros, los periodistas, la segunda semifinal. Se la pasó entera con los dedos cruzados viendo el monitor a nuestro lado y jurando en arameo para que no corriesen las de la segunda semifinal (algunas le hicieron caso).
Le dábamos ánimos. Allí abajo, en aquel lugar lleno de periodistas y nadadores pero escondido de millones de miradas, compartimos un minuto largo con el corazón encogido y celebramos con ella su nuevo éxito. Es verdad, como dice su entrenador Jordi Jou, que pasito a pasito, pero es que hoy ha dado dos saltos de gigante para meterse en su segunda final de un Mundial, la primera en los 100 braza.
A Jessica le funciona la cabeza, le van las piernas, tiene experiencia y contagia su alegría. Lo tiene todo para triunfar ¿Difícil? Tremendamente. Pero lo va a dar todo en el agua, como hace siempre. Nada se le pone por delante porque es pura pasión. Mañana, pase lo que pase, vamos a vivir un minuto cinco de taquicardia. No somos capaces de pronosticarlo. Hay que respetar a 8 heroínas. Pero permítannos soñar durante unas horas...
Fotos: Jessica Vall, tras su semifinal de esta tarde, tira la puerta abajo en los 100 metros braza / Nacho Escobar (Especial para RFEN)
