EL PUNTO ROJO / Estaría bien darles a los diplomas olímpicos el valor que realmente merecen
EN UN PAÍS DONDE LA ‘MEDALLITIS’ ES UNA ENFERMEDAD INCURABLE, estaría bien darles a los diplomas olímpicos el valor que realmente merecen. Hace mucho daño, en algunos foros (dejémoslo ahí) hablar del número de medallas previamente a unos Juegos. Debemos ser sinceros y hacernos esta pregunta: ¿Qué prefieres para tu deporte, un/a medallista olímpico/a cada diez años o diez finalistas olímpicos, mundiales y europeos con opciones de medalla cada año? En natación hemos tenido tres diplomas olímpicos y, depende del cristal con que se miren, convengamos que dos ellos, por distintas circunstancias, eran inesperados incluso por sus propios protagonistas. Y el tercero sí es verdad que quizás supo a poco vistos los antecedentes. Conviene siempre analizar las cosas y ver en qué punto esta uno y exactamente hasta dónde puede llegar, cuál es su techo. Porque querer, todos queremos ser campeones olímpicos, pero eso es engañarnos a nosotros mismos.
NOS PREPARAMOS PARA GANAR, CUANDO LO NORMAL ES PREPARARNOS PARA PERDER. Nuestras selecciones olímpicas de waterpolo han alcanzado tal grado de madurez que asusta/n. En el torneo femenino, pudo ser hasta un bálsamo la derrota ante Holanda para saber que puedes estar preparado para ganar a cualquiera, pero sentir también que te puede ganar cualquiera. En el torneo masculino, España se está ‘balcanizando’. Hace unos pocos años, hablar de Serbia en waterpolo era como hablar de EEUU en baloncesto, de los jamaicanos en velocidad, de Rusia en sincro o de los chinos en saltos, es decir, máquinas de ganar siempre. España ha llegado a tres grandes finales entre 2018 y 2020 y en estos JJOO de Tokyo está siendo una 'apisonadora' en actitud, tono físico, juego y resultados. Si algún día toca perder seguiremos pensando lo mismo, que la marca ‘Waterpolo España’ está reconocida en el mundo por su buen hacer desde la base hasta la élite. Serbia, Croacia, Hungría...lo saben perfectamente. Si escuchásemos más a David Martín mejor nos iría a todos.
LLEGA LA SINCRO Y QUEREMOS MOSTRAR NUESTRA ESENCIA AL MUNDO. La natación artística española tiene en estos Juegos la gran oportunidad de mostrar al mundo su arte y su creatividad, su esencia vaya. No, no somos rusas y nunca podremos aspirar a ser lo que genética y espiritualmente nunca seremos. Somos ‘Spanish Synchro Team’, con nuestras virtudes y nuestros defectos, pero debemos intentar ser ‘oro’ en coraje, ilusión y creatividad, valores intrínsecos a nuestra esencia, que nos llevó antaño a ganar tanto. Tenemos un equipo con mucha experiencia, pero también con juventud, una mezcla equilibrada con coreografías distintas, arriesgadas, diferentes al resto. Y además con el mensaje de la inclusión y a través del lenguaje de signos, algo propio y, en todo caso, rompedor. El dúo es muy joven, nacido en este siglo, pero tiene un doble encargo: Tokyo 2020 y París 2024. Trabajando el presente para construir el futuro. Ya hemos ganado...
SURCANDO LAS AGUAS Y PLANEANDO LOS CIELOS. Sí, hablamos de las Aguas Abiertas y los Saltos, que compiten la próxima semana junto a la natación artística. Dicen que las aguas de Tokyo van a ser un ‘caldo’, pero nuestra delegación está preparada para todo y lleva días aclimatada a Japón. Luego saldrán las cosas o no porque el ranking mundial es el que es, pero tenemos un enorme trabajo detrás y dos talentos que nadarán desafiando sus propios límites. Los saltadores españoles también saben donde están en el concierto internacional y tienen claros sus objetivos. No estábamos en unos JJOO saltando desde 2012 y la doble presencia ratifica un trabajo cuidado de cantera y detección de talentos. A partir de ahí, a competir en nuestro nivel. Cada vez tengo más claro que el bronce a raquetazos de Carreño ante el número 1 y gigante del tenis mundial Novak Djokovic no ha sido ninguna casualidad. Para ser el 11º del mundo algo ha tenido que hacer bien este bravo asturiano.
El último samurai– Especial JJOO Tokyo 2020
